Cuidar el mensaje directa o indirectamente que
ofrece el medio cinematográfico sobre todo los films que van dirigidos al
público de edad más temprana que son más susceptibles y vulnerables a los TAC.
Los contenidos antes de publicarse deberían ser analizados por especialistas en
los medios y por expertos en psicología y trastornos alimenticios. Evitar
escenas que simplifiquen, quiten importancia o lleven al ámbito de lo banal los
TAC, así como evitar contenido morboso y/o sensacionalista. Alejarse de los
estereotipos de perfección física y mostrar a personas de a pie sin alterar su
aspecto físico real. Indicar el empleo de programas que modifiquen la imagen
real como photoshop. Incentivar la publicidad cinematográfica que lucha contra
los TAC y apoyar a las víctimas y a las campañas de ayuda contra estos
trastornos. Fomentar las imágenes cinematográficas en la que los personajes se
cuiden tanto física como psicológicamente dentro de un ámbito saludable.
Distinción clara entre buenos y malos hábitos.
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